On view October 31 2024

En la era de los dioses:
La huella ancestral de Enrique Tábara 

Las culturas precolombinas inspiraron períodos apasionantes en el arte de Enrique Tábara (1930-2021). Hoy, el Museo de Arte de las Américas exhibe el testimonio de la manera en que durante su juventud y al final de su vida Tábara establece una conexión inquebrantable con lo ancestral. Sus orígenes están ahí y eso lo involucra.

En 1964 José Gómez Sicre lo invita a exponer en la Unión Panamericana de Washington D.C., a través de una carta a la que el artista responde aceptando inmediatamente. Aquel intercambio epistolar da inicio a esta muestra.

Registra la época en que Tábara preparaba el retorno a su país natal, Ecuador, después de nueve años de permanencia en Europa. En esos años fue parte de la corriente informalista catalana. Luego, progresivamente, su obra matérica incorporaría referencias simbólicas vinculadas con sus orígenes. 

A inicios de la década del sesenta un suceso intelectual, tanto místico como esotérico, se produce en su mente incitándolo a escribir en 1961 un “Manifiesto”.  El documento es expuesto, en esta muestra, por primera vez.

Deviene aquí en la voz de Tábara. Nos advierte que enfrentaremos imágenes surreales, que nos interpelan antes de que podamos preguntar: ¿qué nos quieren decir?
Tábara siente afinidad con deidades ancestrales y, además, se convence de la presencia de seres extraterrestres: intermediarios que desde épocas remotas transmiten conocimientos adelantados para el hombre. 

También es ese el tiempo en que Tábara pinta Tiahuanaco, cuadro que se exhibió hace sesenta años en la Unión Panamericana y que ahora nuevamente ocupa un lugar central en el AMA. La obra revaloriza la cosmovisión precolombina.

Después de la exposición en Washington, ya de regreso a su patria, Tábara sigue trabajando incansablemente. En sus últimos años produce la serie Colección Latinoamérica. Quiso exponerla en el exterior, pero partió de este mundo antes de tiempo, dejando una reflexión sobre sus últimos cuadros cuando aseveró: este es un homenaje a nuestras culturas ancestrales.

Al poner en diálogo dos épocas creativas de Tábara, temporalmente distanciadas dentro de su producción plástica, descubrimos su anhelo persistente: redimir la atemporal construcción simbólica precolombina.

Por: Mónica Espinel de Reich

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